¿Podemos aplicar la Ley de Moore a la industria de la iluminación LED?
La vieja Ley de Moore sigue desafiando la edad y estando vigente, casi 60 años después. Dado que el LED es un semiconductor, ¿también se aplica a la industria de la iluminación? Vamos a ver...
Gordon Moore, filántropo y cofundador de Intel Corporation, fue un pionero en el desarrollo de semiconductores y una figura central en la historia de la industria tecnológica, concretamente de los ordenadores. Pero la razón por la que el recientemente fallecido Moore será siempre recordado es la Ley de Moore.
En 1965, cuando los semiconductores estaban en pañales, Moore especuló con que el número de componentes de una oblea semiconductora se duplicaría cada dos años. Esto significaba que la potencia de cálculo de un circuito integrado (chip) se duplicaría cada dos años. Aunque se trataba de una observación empírica, los años siguientes confirmaron que se ajustaba en gran medida a la realidad, lo que hizo famosa la Ley de Moore.
Todos nos hemos encontrado con esta regla en nuestra vida personal o profesional. Cada año aparecen ordenadores, consolas y teléfonos móviles más potentes y pequeños. La potencia de cálculo que llevamos hoy encima es incomparablemente mayor que la de los ordenadores de los años 70, que ocupaban habitaciones enteras. Es la materialización de la ley de Moore en nuestros bolsillos, casi seis décadas después de que la formulara.
¿Pero, se aplica también a la industria de la iluminación?
Al fin y al cabo, la última gran revolución de esta industria fue la aparición del LED (diodo emisor de luz), que, como su nombre indica (diodo), también es un semiconductor. Entonces, ¿estamos también sujetos a la Ley de Moore?
Veamos. En primer lugar, la ley de Moore consiste en miniaturizar el componente. Hacerlo cada vez más pequeño para poder poner más potencia de cálculo en un área determinada.
La tecnología LED, en cambio, pretende emitir luz de forma cada vez más eficiente. Por tanto, no es directamente proporcional a la ley de Moore. Pero, por otro lado, al tratarse de un semiconductor, los procesos industriales son similares, por lo que es de esperar que la evolución de uno influya en el otro. Las técnicas y procesos de fabricación pueden utilizarse en la iluminación.
Sabemos empíricamente que los LED son cada vez más eficientes y baratos. Partiendo de esta observación y teniendo en cuenta la experiencia de ARQUILED en el mercado del alumbrado público y los 10 años de uno de nuestros principales productos, la luminaria vial Arquicity R1 (mientras tanto ya actualizada como Arquicity R1 Efficiency), decidí hacer un breve análisis.
Cuando introdujimos la Arquicity R1 en el mercado, lanzamos un modelo de 47W para sustituir 100W de vapor de sodio, con un precio de 140€. Tenía un rendimiento de 83lm/W y permitía un ahorro energético de alrededor del 60%. Hoy, sólo 10 años después, una de nuestras luminarias viales, la ARGUS, consume sólo 26W, cuesta menos de la mitad y tiene un rendimiento de 150lm/W. Para sustituir a la misma lámpara de vapor de sodio, ofrece un ahorro del 77%.
¿Es la Ley de Moore? No lo es, pero no deja de ser impresionante. En sólo 10 años hemos conseguido reducir el consumo a la mitad y el precio en un tercio.
Si combinamos estos dos factores en forma de lumen por vatio y euro, es decir, el coste de producir luz por energía y el coste de la luminaria, llegamos a la conclusión de que disminuye un 18% al año. No es el 41% anual previsto por la Ley de Moore, pero es casi la mitad. No está nada mal.
Ante esto, y especialmente en el actual escenario de alta inflación, insisto en una pregunta que me parece sólo racional: ¿por qué seguimos tardando tanto en la transición a la tecnología LED?
Miguel Allen Lima
ARQUILED CEO