Alumbrado público LED inteligente: una oportunidad en tiempos de crisis
En un momento en que los costes de la energía vuelven a presionar las finanzas municipales, Miguel Allen Lima, director general de ARQUILED, muestra cómo la transición al alumbrado público LED inteligente puede ayudar a los municipios a eliminar definitivamente este estrangulamiento financiero y lo que es posible hacerlo a coste cero bajo la legislación de eficiencia
La situación actual, caracterizada por los elevados costes de la energía, como consecuencia de la pandemia seguida pronto por la guerra en Ucrania, ha provocado una inflación generalizada en todos los sectores de la economía a nivel mundial. En Portugal tenemos además el agravante de un invierno con pocas precipitaciones, que ha limitado la producción hidroeléctrica, lo que, unido al cierre de las centrales de carbón, hace que el país dependa aún más de las importaciones de electricidad para satisfacer sus necesidades energéticas.
Si analizamos el coste de la energía en los últimos años, vemos una cierta estabilidad en los precios hasta 2020. Pero a partir de 2021, comienzan una fuerte subida. El precio medio de la electricidad en 2021 es unas cuatro veces superior al de 2020. Y en los dos primeros meses de 2022 se batieron estos récords, duplicando las cifras de 2021. En otras palabras, la electricidad nos cuesta actualmente 8 veces más que en 2020. Una cifra que tiene innumerables consecuencias para la economía, las empresas, los consumidores en general y la administración pública.
Recortes en el alumbrado público por razones financieras
En Portugal hay alrededor de 4 millones de luminarias repartidas por los 308 municipios del país y, de media, están encendidas once horas al día, los 365 días del año, por lo que el alumbrado público no sólo es una de las principales fuentes de consumo eléctrico de los municipios, sino también una carga financiera a veces inasumible.
Recientemente se ha informado de que algunos municipios portugueses han apagado algunas luminarias para reducir el consumo de electricidad y la carga financiera asociada. Este comportamiento no es nuevo, ya se había visto durante la anterior crisis de 2011. Pero la verdad es que en 2022 ya no tiene mucho sentido.
¿Por qué? Porque la iluminación inteligente con luminarias LED resuelve gran parte del problema financiero y al mismo tiempo promueve la sostenibilidad, contribuyendo así a la neutralidad del carbono.
Alumbrado público inteligente: en beneficio de las arcas municipales y del medio ambiente
Hace unos años era habitual ver pegatinas en los postes de alumbrado público que informaban de que la fuente de luz estaba apagada, fruto de un programa de eficiencia energética. Se podría conseguir el ahorro, pero lo cierto es que la misión principal de iluminar la carretera o el pavimento estaba siendo claramente comprometida.
Afortunadamente, los avances tecnológicos han permitido compatibilizar la misión con el objetivo y muchos de estos municipios han resuelto su problema cambiando a la iluminación LED, consiguiendo así un aumento de la eficiencia de entre el 60 y el 70%. Hoy en día, con la tecnología de luminarias LED inteligentes, ya es posible garantizar una reducción del consumo de hasta el 80% en comparación con las luminarias tradicionales de vapor de sodio.
Además de equilibrar las cuentas y reducir la exposición al riesgo de la tarifa eléctrica, con la transición al alumbrado inteligente los ayuntamientos también contribuyen a una considerable reducción de las emisiones de CO2, por lo que ya he defendido que esta medida debería promoverse mediante la creación de un mercado de carbono a nivel municipal.
A los beneficios económicos y medioambientales de la transición a la tecnología LED inteligente se suma el aumento de la calidad del alumbrado público, con consecuencias beneficiosas para la salud de los ciudadanos, sin que la seguridad pública se vea comprometida.
Cambiar a el alumbrado público LED inteligente a coste cero
Una vez reconocidas las ventajas de la transición a la iluminación LED inteligente, una breve nota sobre la importante cuestión de cómo financiarla. Afortunadamente, gracias a la legislación en materia de eficiencia energética, ahora hay formas de que los municipios se beneficien de estos ahorros, sin inversión inicial y con una reducción garantizada en la factura de energía, teniendo sólo que compartir los ahorros energéticos obtenidos con el socio privado que asume el riesgo de financiar los proyectos – nos referimos al modelo de financiación ESCo, que ha sido utilizado por las autoridades locales de norte a sur del país, como son los ejemplos de Valongo y Moita.
En otras palabras, las limitaciones financieras no son una justificación para el mantenimiento de una red de alumbrado público antiuada, que contribuye decisivamente al estrangulamiento de las finanzas de los municipios.
Es en los momentos de crisis cunando surgen las oportunidades. Y ésta es una de ellas. Es hora de aprovecharla y reducir nuestra dependencia energética y nuestra huella de carbono.
Miguel Allen Lima
ARQUILED CEO